lunes, 14 de enero de 2013

La Gran Montaña

EVS en Argentina: La gran montaña
Salta, Argentina con los voluntarios
Mi nombre es Virginia Gómez y soy una chica española de 26 años que tuvo la suerte de ser elegida para colaborar en el proyecto Across Continents durante 5 meses en la ciudad de Mendoza, Argentina como voluntaria del Servicio de Voluntariado Europeo trabajando en una ONG llamada OAJNU (Organización Argentina de Jóvenes para las Naciones Unidas).

Mi experiencia fue gracias a CEIPES como organización coordinadora del proyecto y la Concejalía de Juventud de Murcia (España), a través del Programa Proyectos Europeos e Intercambios Juveniles de mi ciudad,  como supervisores de mi estancia. Todo empezó cuando encontré un llamamiento de voluntarios en las redes sociales, tras lo cual busqué información y redacté una carta de motivación, que junto mi currículum y mi experiencia trabajando con niños y jóvenes me permitieron ser partícipe de un proyecto que no olvidaré nunca.
Cierre del Modelo  Regional de las Naciones Unidas
Argentina siempre había sido un país que despertaba mi curiosidad, quizás por la proximidad histórica y cultural y porque era la posibilidad de viajar a Latinoamérica y conocer otro continente. Imaginaba que sería un acontecimiento importante para mí tras terminar mis estudios pero no sabía que gracias a ello me conocería mucho más a mí misma y me motivaría tanto para seguir con mi carrera profesional.
Mis meses en Mendoza, la tierra de la luz y el vino en la falda de la cordillera andina, fueron geniales en muchos aspectos. Por un lado por la autonomía e independencia que uno gana cuando viaja solo, convertirse en ciudadano y no quedarse en simple turista, compartiendo las costumbres, los modos y las expresiones del lugar. Poder construir una nueva vida con nuevas personas trabajando en equipo para llevar adelante proyectos con un objetivo común: despertar la conciencia ciudadana entre los más jóvenes.

OAJNU fue para mí una gran familia que poco a poco me enseñó los diversos proyectos en los que trabajaban. Recuerdo nuestros encuentros en cafés de la ciudad para hablar con los distintos coordinadores sobre los objetivos, los modos de acción, fechas y lugares para prepararlo todo. Tuve como compañera inseparable a Josine van Kesteren, una chica holandesa que ya había trabajado para otras organizaciones. Aprendí mucho de ellos sobre planificación, coordinación y ejecución de proyectos. Un aspecto importante fue la comunicación, pues era la rama que más me interesaba. Nos mostraron todos los canales de formación e información, uso de redes sociales, boletines internos para nutrir a la organización de nuevos frentes donde OAJNU podía estar presente para poner su granito de arena, además de las campañas de concienciación para dar a conocer la ONG entre los ciudadanos de Mendoza.
El proyecto al que le tengo más cariño fue La Biblioteca Viviente que junto con Rodrigo Paris y Josine llevamos a cabo en un café cultural de la ciudad y que tuvo bastante acogida. Se trató de reunir una serie de personas que plasmarían en un catálogo un breve resumen de ciertos aspectos de su vida que querían transmitir al público, los cuales tenían el papel de lectores de nuestra biblioteca. El proyecto llegó a los medios y convencimos a la concejalía de cultura de Mendoza para llevarlo a la Feria del Libro, donde lo llevamos a cabo durante 3 semanas.


Pero mi experiencia no solo fue trabajar con OAJNU, sino que me dio la oportunidad de vivir con una familia estupenda de los que aprendí muchísimo acerca del día a día de los argentinos, sus hijos fueron mis hermanos con los que conocí sus aficiones, sus viajes, el amor a la música y el folclore cuyano, la comida, la historia y la política del país. Josine y yo viajamos a Chile, Valparaíso, Buenos Aires y el norte argentino donde coincidimos con los chicos de la sede de OAJNU Salta y donde nos reencontramos con nuestros compañeros voluntarios, el italiano Mario Paciolla y Manon Jaccard  de Francia. Uno de los recuerdos más bonitos fue cuando nos trasladamos a un barrio humilde de las afueras de Salta con los voluntarios y los chicos de la sede para participar en un grupo de teatro improvisado donde niños y adultos pasamos una tarde realmente inolvidable.

Grupo de teatro improvisado con OAJNU Salta
Atrás he dejado muchos amigos que me enseñaron muchísimo y me hicieron vivir preciosos momentos, además de la sensación de que tras un gran paso viene otro aún mayor. La vida es hermosa cuando rompes tus propios límites, cuando a través de tus días dejas grandes historias que te hacen más fuerte, más seguro. Ahora estoy deseando volver a viajar, volver a vivir nuevas experiencias.

Salar Grande - Jujuy (norte de Argentina)

El servicio de voluntariado europeo es una oportunidad que todos los jóvenes deberíamos aprovechar, y me siento muy orgullosa de que mi ciudad me abriera este camino para vivir una aventura como la fue mi viaje, sin duda una de las experiencias más bonitas que habré vivido, porque cuando uno mira hacia atrás se ve un poquito más alto, más sabio y más cerca de lo que uno quiere ser en la vida, la cima de la gran montaña. 

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