miércoles, 20 de junio de 2012

Respondiendo a un amigo


Querido Marco, Martín Marco. Es curioso que me haya venido a vivir una temporada a la ciudad de los Martínes. Aquí todo tiene algo que ver con San Martín, libertador del pueblo argentino de la corona española. Conozco ya a 5 o 6 Martines, y otros tantos Matías, por cambiar algo supongo. 

Me alegra recibir tu epístola, cual Cyrano recitándome la gaceta del Domingo. Me entristecen en cambio las noticias que me brindas. Se en cierto modo en qué estado está el país, aquí se escuchan mucho las noticias y se leen los periódicos, quien más, quien menos está informado por algo de España o Italia, porque muchos sienten sus raíces de allá, además de que los argentinos son muy culturetas y les gusta andar informados (para poder hablar de todo supongo)

Es muy triste, y acá llegan las negativas del gobierno de aclarar la situación y decir al menos parte de la verdad de la que depende tanta gente. Yo en cambio me siento en una burbuja de tranquilidad, yo misma estoy siguiente a España, y yo misma he pensado ¿Por qué no sacan a Llorente? Pero es que llega un día que no soportas más la melancolía de no poder arreglar el mundo, y te liberas, te dispersas entre la vulgar cotidianidad. Aqui la vida es tranquila, vivo en la casa más maravillosa del mundo, con su patio, sus pájaros, el sol caliente y los dos perros que me acompañan al desayuno. 

Acá la gente duerme para no estar cansado, sale cuando el sol calienta el ánimo y come productos de la tierra y el vino de las mejores bodegas de la Argentina. ¿Cómo acordarme de España y de sus endémicas penas? Siempre estamos igual, creyendo que podemos solucionar algo, sin embargo ahora se que tenemos la obligación natural de salvar nuestro propio mundo. Vivamos en paz, y busquemos en qué somos buenos, qué hace de nosotros válidos. Los que hemos saboreado el fracaso del país y la falta de trabajo seremos más felices, aunque seamos los últimos en encontrar uno. Hemos aprendido a vivir con poco, a disfrutar del sol y de la gente y que las buenas conversaciones valen más que todo el materialismo del mundo. No necesitamos el crédito y nos hemos tornado más realistas. Eso nos hará mas fuertes, o eso espero. 

Espero que tu propia burbuja esté en buen estado de ánimo. Yo he necesitado emigrar lejos para olvidar todo aquello que luchaba por cambiar y por calmar la loca de la casa, que andaba dándole vueltas a todos esos pensamientos malos que los periódicos y las críticas cultivan en nosotros. 

Un brindis por la sana inconsciencia, por la vida y por los sueños, lejos de la realidad.

*Martín Marco es editor, escritor e ilustrador de la revista de relatos fantásticos Estrámboticos


Virginia Gómez


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